Capítulo 133
Salvador tartamudeaba, sin poder decir una palabra.
Me apoyé en el cabecero de la cama, tratando de no decir nada.
Salvador se acercó a mí, mordió su labio inferior y dijo: —Sara, cometí un error. ¿Puedes, por favor, perdonar a Víctor por mí?
Lo miré con una expresión compleja en mi rostro, observando su cara juvenil: —Salvador, realmente has crecido mucho.
Él se quedó en shock.
Hice un gesto con la mano: —Antes eras tan pequeño y un poco gordito. No pensé que, de repente, fueras a medir casi un metro ochenta.
Salvador respondió rápidamente: —¡Ya mido un metro setenta y ocho!
En cuanto terminó de hablar, se dio cuenta de lo que había dicho.
Bajó la cabeza: —Sara, ¿de verdad no puedes reconciliarte con Víctor?
Me miraba con ojos suplicantes.
De repente, mi vista se volvió borrosa, recordando cómo ese niño me miraba de la misma forma años atrás.
Sus ojos redondos eran tan bonitos, siempre siguiéndome y diciendo: —Sara, Sara, juega conmigo. Vamos a jugar en el columpio... A la pelota...
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