La orgullosa Sara García persiguió apasionadamente al distante dios Víctor López, y finalmente se convirtió en la Señora López.Por él, la orgullosa Sara renunció a su dignidad.Sin embargo, después del matrimonio, descubrió que en el corazón de él persistía el recuerdo de un primer amor inolvidable.Ella se convirtió en el chiste de la generación joven de Solarena.Una histérica disputa y un teatral intento de suicidio, digno de un payaso, fueron grabados por alguien con malas intenciones y difundidos en línea.La ciudad entera se mofaba de ella.Al despertar, Sara había olvidado todo acerca de él.Sara: —Señor, ¿quién es usted?Víctor: —Sare, fingir amnesia es demasiado trillado. No me divorciaré de ti.Sara se dio la vuelta y se alejó sin mirar atrás.Tres años después.Una encantadora niña pequeña se lanzó de manera accidental en los brazos de Víctor.Él, al ver acercarse a la figura que tanto había extrañado, exclamó instintivamente: —Sara, nuestra hija...Sara, al lado de un hombre atractivo y distinguido: —Presidente Víctor, permíteme presentarte, ¡este es el padre de la niña!