Capítulo 121
Natalia, antes de siquiera sentarse, no pudo esperar para hablar: —El presidente Manuel, esto es completamente culpa de esta... esta mujer loca que comenzó a golpear a la gente sin control. ¡Quiero que se disculpe y que me pague una indemnización!
Anita saltó de su asiento: —¡Tú, maldita, si vuelves a decir algo te mato!
Natalia se encogió, probablemente porque sabía bien la fuerza con la que Anita podía volverse cuando se encolerizaba.
Yo la tomé de los brazos y la hice sentarse.
Anita tenía un temperamento explosivo. Cada vez que salía perjudicada, no importaba que tuviera la razón, siempre terminaba siendo vista como la que exageraba.
Manuel, sentado detrás de su escritorio, entrelazó sus manos y observó con una mirada fría.
Con voz tajante, dijo: —Gerente Natalia, pide disculpas.
Natalia se quedó petrificada: —El presidente Manuel, yo...
Manuel, con la mirada más incisiva, continuó: —Gerente Natalia, en la sala de descanso hay cámaras de seguridad. Sabes bien lo que le dijiste a la
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