Capítulo 26
Amelia cerró la puerta del baño en ese instante, aferrándose a su corazón desbocado, que parecía estar a punto de saltar fuera de su pecho.
Tras un rato, logró calmar su palpitante corazón dentro del baño, se vistió y luego abrió lentamente la puerta.
Al ver a Felipe, las imágenes de hace un momento surgieron involuntariamente en su mente, y sus mejillas, sin poder evitarlo, se tiñeron nuevamente de rojo.
Bajó la cabeza, incapaz de mirarlo, pero aún así preguntó con voz baja: —¿No dijiste que volverías en tres días? ¿Cómo es que has regresado en solo dos?
De no haber sido así, ella no habría entrado al baño sin su pijama, provocando ese incidente.
La profunda mirada de Felipe se mantuvo fija en ella: —Las cosas se resolvieron antes de lo previsto.
Amelia no pudo soportar esa mirada. Se recogió unos mechones de cabello detrás de la oreja y rápidamente cambió de tema.
—Oh, entonces, ¿por qué no vas a ducharte primero? —sugirió con un murmullo, señalando hacia el baño.
Sin embargo, justo

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