Capítulo 59
Alberto se dirigió directamente a Rubén.
Rubén estaba molesto, pero tenía que darle la cara a Oscar. Al mismo tiempo, planeaba probar los conocimientos médicos de Alberto. ¿Qué tan bueno podría ser este joven inexperto?
Rubén no lo creía.
Comenzó el examen, y Alberto lanzó una mirada penetrante a Rubén.
—Eres un verdadero hombre.
Dijo Alberto de repente.
Rubén no cambió su expresión, levantó su copa y tomó un sorbo.—¿Qué quieres decir?
—Tienes un fragmento de bala presionando tu corazón. Este fragmento ha estado allí por lo menos veinte años. Ahora estás experimentando dificultad para respirar y dolor intenso. ¿Estoy en lo cierto?
Alberto levantó una ceja y retiró su mano.
—¡Bang!
Al escuchar esto, la expresión de Rubén se endureció y la copa de vino cayó sobre la mesa.
—¿Cómo lo sabes?
—Soy médico. Solo tuve que examinarte para saberlo. ¿Es tan difícil de creer?
Alberto se encogió de hombros despreocupadamente.
La medicina tradicional es así de asombrosa.
Si se aprende a fondo, uno
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