Capítulo 123 La Verdad y la Mentira
Pero no, no puede ser.
Ella todavía tiene padres, no puede simplemente dejarlo todo.
—Tú le robaste el corazón a mi mamá, le robaste la oportunidad de vivir. Es un hecho indiscutible. Tú me hiciste perder a mi mamá. Si tuvieras un mínimo de humanidad, deberías detenerte. ¿De qué te sirve empujarme al límite?
—Un hecho indiscutible. —Ángel repitió esas palabras con una sonrisa irónica. —Si tú insistes en verlo así.
Silvia también desearía no verlo así.
Pero ella creía que el destino de él era el que Alicia le había dicho personalmente: ¡ese corazón estaba ahora en el pecho de su papá!
Eduardo la sostuvo por los hombros. Ella temblaba de rabia. Él dijo con voz firme: —Tengo una manera de comprobar si la Señorita Silvia estuvo embarazada y si tuvo un aborto.
Todas las miradas se volvieron hacia él.
Eduardo continuó: —Es muy sencillo, con solo tomarle el pulso, se puede saber.
—¿Tú tomarle el pulso? —La voz de Ángel sonaba escéptica.
No solo dudaba de su capacidad, sino también de si encub
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