Capítulo 122 Empate

Laura salió de la habitación con el rostro pálido y tartamudeando, dijo: —Yo... yo puse ese papel en un cuaderno, pero de repente no puedo encontrar ese cuaderno. Esa frase hizo que el ya absurdo incidente pareciera aún más ridículo. Eduardo frunció el ceño y bajó la mirada hacia Silvia. Silvia apenas esbozó una sonrisa irónica, sin ánimo, y Ángel tenía la misma expresión impasible. Laura, ansiosa por demostrar que el cuaderno realmente existía y que no lo había inventado, exclamó: —Sivi, tú sabes que tengo un cuaderno azul, con mi nombre en la portada. Te reíste de mí porque decía que era como cuando estábamos en la escuela, escribiendo nuestros nombres en todos los cuadernos. ¿Lo recuerdas? Silvia sabía de ese cuaderno. Pero cada una tenía su propia habitación, y Silvia no solía ir al cuarto de Laura, por lo que no sabía dónde estaba ese cuaderno. Alicia, parada detrás de Ángel, se acarició la venda en su rostro y murmuró: —¿Significa que no hay pruebas? Con esas palabras, la temper