Capítulo 121 Evidencia
¡Un trueno resonó en el aire!
Laura soltó todo de golpe, y Silvia ni siquiera tuvo tiempo de detenerla: —¡Laurita!
Ángel ya se había vuelto, fijando su mirada en Silvia, con sus oscuros ojos llenos de tormenta.
Eduardo, al ver la confrontación en la puerta desde los escalones, dejó su coche y subió, justo a tiempo para escuchar esa frase. Se detuvo y también miró a Silvia.
Ángel soltó a Alicia, cuya mirada se tornó vacilante.
—¿Perdiste un niño? —La voz de Ángel no mostraba ninguna emoción mientras preguntaba a Silvia. —¿Cuándo ocurrió esto?
Silvia sintió un nudo en la garganta.
Ángel repasó mentalmente los últimos meses rápidamente, sin creerlo: —Mentir tiene sus límites. ¿Cómo es posible que no me haya enterado de que estuviste embarazada y perdiste al niño?
Silvia pareció sonreír con amargura: —Si tú dices que es mentira, entonces será mentira.
Ella agarró a Laura e intentó irse con Eduardo.
Ángel la detuvo sujetándola de la otra mano: —No te vas hasta que aclares esto. Al par
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