Capítulo 27
"Gracias, abuela. Ya me siento mucho mejor. Cuando me recupere del todo, iré a la vieja casa a acompañarla."
Después de que Ana se sentó, se dio cuenta de que Alejandro la estaba mirando fijamente.
—¿Pasa algo? —preguntó.
Alejandro la miró con frialdad. —Eres muy buena para congraciarte con la abuela.
—Esto no es para congraciarme con ella, es un intercambio mutuo. La abuela es buena conmigo, me envía el desayuno, y yo, por cortesía, le doy las gracias. ¿O es que, señor García, tiene alguna confusión sobre la sinceridad en las relaciones humanas? ¿O piensa que, por estar desayunando algo que la abuela me mandó, debería darlo por hecho y no decir siquiera un gracias?
Replicó Ana.
Alejandro permaneció en silencio.
'Era elocuente', pensó Alejandro.
No era de extrañar que, cuando la abuela la recordaba, se olvidara de su propio nieto.
Lo siguiente fue solo el sonido de comer en silencio. Ninguno de los dos habló más.
Cuando Ana se dispuso a lavar los platos, Alejandro dijo, —Déjalos, yo lo
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