Capítulo 31 Preocupaciones
Don Diego, al escuchar sus palabras, sintió que su ira se disipaba un poco, pero al ver la expresión aún reacia de Laura, habló seriamente: —Laura, sé que no aprecias a Mónica, piensas que la familia Pérez ahora no se compara con nuestra familia Gómez, que no es digna de Pablo. Eso muestra tu visión limitada. Mónica es una entre un millón, excelente. Si digo que Pablo tiene suerte de poder casarse con ella, lo digo en serio. Mónica es la nuera que he elegido, y quien la menosprecie, me está menospreciando a mí.
La voz de don Diego resonó con firmeza, haciendo que Laura temblara internamente.
—Papá tiene razón, cuando Mónica se case con nosotros, la trataremos como a una hija.
Javier se levantó rápidamente, hablando apresuradamente mientras empujaba a Laura.
Laura, a regañadientes, respondió: —Está bien, siempre que a Pablito le guste.
—Moni y Pablo ya están en edad de hablar de matrimonio. En unos días, invitaremos a la familia Pérez para discutir su boda. Ha pasado mucho tiempo desde

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