Capítulo 108
La belleza de Sofía, realzada por el collar de diamantes azules, era realmente atractiva y le confería un aire de mayor elegancia.
Sergio, impaciente, la abrazó de pronto con intención de besarla, pero Sofía giró la cabeza esquivándolo.
—Presidente Sergio, no haga eso.
Sofía lo empujó, sintiéndose aún incómoda en su interior y sin querer vender su cuerpo.
—¿Qué, te arrepientes?
preguntó Sergio con un gesto de desagrado.
—Aún no me he bañado —se excusó Sofía.
—Entonces ve a ducharte rápido, te espero aquí —dijo Sergio, riéndose.
Sofía se apresuró a entrar al baño, se apoyó en la puerta cerrada y cerró los ojos, luchando por calmar sus nervios.
Aunque había preparado su mente antes de venir, había un obstáculo emocional que le costaba superar.
Después de calmarse un rato, finalmente se despojó de su ropa y encendió la ducha.
Pero al pensar que en un rato Sergio, un hombre mayor casi de la misma edad que su padre, estaría encima de ella, abusándola y violándola, Sofía no podía evitar sent
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