Capítulo 96

Tal como esperaba, cuando María contestó el teléfono, fue para pedirme que regresara a casa a comer. En realidad, sabía que lo de comer era solo una excusa; seguramente tenía algo que quería decirme. —Tía, ya probé la Paella que preparó, pero en este momento realmente no puedo regresar a casa. En el parque de diversiones estamos contra reloj, trabajo día y noche. Prometo que cuando tenga un descanso, regresaré,—rechacé la invitación, pero al mismo tiempo lo prometí. —¡Ay! Ese Alejandro realmente se pasa, ¿por qué te apura tanto con los plazos? No es como si el mundo fuera a explotar mañana. Ya lo regañaré después,—María fingió estar enojada. —Tía, no es culpa de él, es un proyecto que ya estaba planeado desde antes,—le expliqué. Lo profesional es profesional y lo personal es personal. Alejandro nunca ha mezclado nuestros sentimientos ni ha permitido que las diferencias personales interfieran en el trabajo. —Está bien, el trabajo es lo más importante,—María colgó el teléfono, clara