Capítulo 95
—Hmm.
Justo cuando iba a decir algo, él dijo en voz baja:—No puedo controlarlo, no puedo dejar de querer acercarme a ti, de tratarte bien, y también... de seducirte.
De hecho, si el amor fuera algo que se pudiera controlar, no habría ni dioses ni humanos que se libraran de él.
Por un momento, no supe qué decir. Adrián, sin embargo, me soltó.—Bebe más agua al regresar a la habitación. Si necesitas algo, llámame.
Dicho esto, soltó mi mano y señaló mi bolso.—La tarjeta de la habitación, te ayudaré a abrir la puerta.
—No es necesario,—volví en mí y tomé distancia de él.—Yo puedo hacerlo sola.
Rápidamente saqué la tarjeta de la habitación, la pasé por el lector y entré. Me recosté contra la puerta por un rato, sin poder recuperarme.
Cuando Sofía regresó, yo ya estaba acostada en la cama. Sus pasos eran ligeros, probablemente para no despertarme.
No abrí los ojos, porque no quería hablar, pero escuché a Sofía murmurar en voz baja:—Estaba durmiendo bien, no sé por qué vine si no
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