Capítulo 30
—Pequeña.
La voz al otro lado del teléfono era profunda, con una textura familiar, aunque también un tanto desconocida.
En mi mente apareció un rostro conocido, y sin pensarlo lo llamé por su nombre,—Hermano.
Creí que al cambiar de número podría escapar de la familia Vargas, pero no esperaba que el hermano mayor de Alejandro supiera este número, y mucho menos que se pondría en contacto conmigo.
—Veo que guardaste mi número, no me has olvidado,—dijo Mario en un tono ligeramente burlón.
Solo tenía dos años más que Alejandro. Antes de irse al extranjero, me cuidaba mucho y siempre le gustaba llamarme "pequeña."
No supe cómo responder en ese momento. A mis oídos, sus palabras tenían un matiz de reproche.
En los dos primeros años después de su partida, a veces me comunicaba con él para preguntarle cómo le iba, pero luego fui dejando de hacerlo poco a poco.
Mario nunca fue de los que tomaba la iniciativa; tenía poco contacto incluso con su familia, así que mucho menos conmigo.
Ahora, de repe
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