Capítulo 297
Camila también escuchó los insultos que él le lanzó y miró hacia Héctor.
La cara de pocos amigos pero atractiva de Héctor brillaba bajo la tenue luz de la calle. Al verlo tan de cerca, Camila notó una cierta juventud en su expresión. Era un joven maduro, pero parecía tener la misma edad que ella; apenas estaba en su primer año, tan solo un chico muy joven.
Él no mostró ninguna expresión, permaneció en silencio.
Camila dijo:—Tú...
Antes de que pudiera terminar la frase, sintió que su hombro se aliviaba. Héctor la soltó y, con voz fría, dijo: —Olvidaste llevarte tus cosas.
Él había recogido todos los regalos que ella había dejado.
—No hace falta, estos son para mi tía, para que se recupere. Te agradezco mucho por haberme salvado.
Héctor no dijo nada. Con los regalos en la mano, avanzó rápidamente.
Camila lo siguió.
Pronto se dio cuenta de que él la había sacado del oscuro y húmedo callejón y la había llevado a la calle principal. Incluso detuvo un taxi, abrió la puerta t

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