Capítulo 35
Ana lo miró. —Pensé que lo tenías claro, tú sabías lo que Rocío sentía por ti... que se mudara de casa, tanto para ti como para ella, era algo bueno.
Tomás, con una repentina esperanza brotando en su corazón, fijó su mirada en Ana. —¿Fuiste tú quien le dijo que se mudara, verdad? ¿Cómo podría Rocío abandonar la casa de los López, abandonarme a mí? ¡Esto no puede ser su voluntad!
Tras un breve silencio, Ana fijó sus ojos en Tomás.
—¿Eso importa?
—¿Qué?— Tomás se sorprendió.
Ana suspiró. —¿Importa de quién fue la idea? Rocío ya se fue, deberías entender lo que eso significa.
—¡No entiendo!— Tomás gritó de repente, fuera de control. —¿Por qué no consultó conmigo antes de irse, por qué no me lo dijo? No hubo ni una discusión, simplemente desapareció, ¿qué se supone que debo hacer?
Ana observó el descontrol de Tomás, y las premoniciones que había tenido se intensificaron.
Había visto crecer a estos dos niños juntos, y siempre había notado el cuidado y la atención que Tomás había tenido haci
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