Capítulo 16

Al lado del carro, bajo el resplandor del sol, Leticia carraspeó suavemente. Una dulce sonrisa apareció en sus labios, y sus ojos se curvaron como lunas crecientes, —Papá, mamá, ya estamos de vuelta con Pedrín. Mientras Pedro sacaba los regalos del maletero, al volver junto a ella y ver su expresión, se detuvo un instante. La sonrisa de la muchacha... tan sincera, tan encantadora, cálida y coqueta a la vez. Sin embargo, Pedro se dio cuenta de que una sonrisa así también podía ser una máscara, una que parecía completamente genuina. Fue un gesto que lo conmovió profundamente. Para él, una sonrisa auténtica dirigida a la familia, libre de formalidades y falsedades, era algo que casi no se podía permitir. Sin embargo, para ella, parecía algo tan sencillo. Leticia corrió hacia su madre y la abrazó con fuerza. Pedro, cargando los regalos, los siguió de cerca. —Vengan, entren a la casa, afuera hace mucho sol. Dijo Vicente, llamando a todos para que entraran. Una vez en la sala, Leticia no par