Capítulo 19

La audiencia estalló en un mar de furia, los gritos indignados llenaban el auditorio, uno tras otro. Alguien del público lanzó una lechuga, luego un huevo. Y de pronto, una lluvia de verduras y restos de comida se precipitó sobre el escenario, apuntando directo a Sofía, el cabello empapado de yema, el vestido manchado, el rostro cubierto de repudio. —¡Sofía! ¡Maldita víbora! ¡Fuera del mundo del espectáculo! Sofía no sabía a dónde mirar, desesperada cubierta de lágrimas y mocos, gritaba con la voz rota: —¡Gabriel! ¡Bruno! ¡Por favor, sáquenme de aquí! Se abalanzó hacia ellos, intentando sujetarles las manos, pero ambos la apartaron con frialdad. Sofía cayó pesadamente al suelo, su frente chocó contra el borde del escenario, y un hilo de sangre comenzó a deslizarse por su mejilla. Se cubrió la herida, la mirada teñida de desesperación: —¿Cómo pueden tratarme así? ¡Soy su hermana! Los ojos de Gabriel eran tan fríos como el acero, su voz, ronca y helada: —Desde el día en que huiste por mi