Capítulo 16
Marta sonrió levemente y no dijo nada más.
En ese momento, la puerta del camerino se abrió y Rafael, Carmen e Ignacio entraron.
Apenas cruzaron el umbral, sus miradas se dirigieron de inmediato hacia Marta, los rostros cargados de preocupación.
—¿Estás lista? ¿Estás nerviosa? —Preguntó Carmen, apresurándose a acercarse, con un tono rebosante de inquietud.
Rafael se quedó a un lado, contemplándola con ternura: —Si estás cansada, no tienes por qué hacerlo. Puedo organizar otra actividad para ti.
Ignacio se situó detrás de ella y le dio unas palmaditas en el hombro, con un tono mimado: —No tengas miedo, estoy aquí. Si alguien se atreve a molestarte, yo seré el primero en intervenir.
Marta los miró con una mezcla de resignación y ternura; una sonrisa suave asomó en sus labios: —Papá, mamá, hermano, solo es un programa. Ya bastante es que hayan venido todos, pero además están más pendientes de mí que nunca, ya no soy una niña.
Carmen replicó sin dudar: —Para nosotros, siempre serás una niña

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