Capítulo 45
—Ah, ¿cómo puedes decir eso?
Mario no había terminado de hablar cuando colgaron el teléfono.
Bruno se volvió, su mirada directa encontró a Paula, quien estaba parada en la puerta, escuchando a escondidas. —¿Necesitas algo?
El hombre acababa de salir de la ducha, todavía envuelto en un aura húmeda, con el cabello negro cayendo despreocupadamente sobre su frente, luciendo irresistiblemente atractivo. —No puedo dormir y quería venir a charlar contigo —dijo Paula, acercándose a él deliberadamente.
Bruno frunció ligeramente el ceño. —¿A qué te refieres?
Paula mordió su labio, consciente de que algunas cosas se deben perseguir por uno mismo, y se acercó a Bruno, extendiendo la mano para rodear su cintura. Poniéndose de puntillas, acercó sus labios rojos a los de Bruno. —Presidente Bruno, la noche está tan agradable... yo...
Un timbre de teléfono interrumpió a Paula. Casi en el instante en que sonó, Bruno la apartó bruscamente. Contestó la llamada y caminó hacia la ventana. —Haz que venga ma
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