Capítulo 40
Después de cambiarse, Beatriz la llevó afuera. A diferencia del oscuro y austero pasillo del personal, la puerta que abrieron esta vez daba a un corredor resplandeciente de luces, y hasta el aroma en el aire tenía un toque de lujo y opulencia.
Para Raquel, quien visitaba un lugar así por primera vez, todo era extremadamente abrumador, casi como la emoción de un niño que juega en un cibercafé a escondidas de sus padres.
Al llegar a la puerta, Beatriz tocó y, girando la cabeza, le advirtió: —Sé inteligente, di cosas agradables; si los clientes te dan propina, acéptala sin sentirte mal.
Raquel escuchó atentamente y asintió con cada consejo. A pesar de haberse preparado mentalmente, el nerviosismo de Raquel se intensificó al abrirse la puerta. Con la cabeza baja, no se atrevía a mirar a nadie, solo seguía de cerca los pasos de Beatriz, temiendo ser dejada atrás.
—¿Pequeña niña?— Una voz resonó sobre su cabeza, con un tono de confusión y burla.
Raquel se sobresaltó y, al levantar la vista,
Haga clic para copiar el enlace
Descarga la aplicación Webfic para desbloquear contenido aún más emocionante
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil