Capítulo 99

Al oír eso, Inés curvó los labios. —¿Por qué no contestar? Sería bueno ver qué quiere. Mientras hablaba, Inés presionó el botón para responder la llamada. La voz ronca de José, a través del auricular, llegó diciendo: —Baja, estoy debajo de tu edificio. Inés se sorprendió. —¿Cómo has entrado? José exhaló tranquilamente. —Le pedí a Néstor que comprara un apartamento en este complejo, así que naturalmente puedo entrar. Inés: —... El dinero realmente puede ser caprichoso. —Baja, no quiero decirlo una segunda vez. José, irritado, apagó el cigarrillo que tenía en la mano y lo arrojó al suelo, diciendo con voz fría: Inés esbozó una sonrisa. —¿Por qué debería? José soltó una risa baja, mintiendo con total tranquilidad: —El abuelo tiene algo que quiere que te diga, baja. Al escuchar a José mencionar a Adrián, Inés asintió con la cabeza. —Está bien, voy para allá. Justo cuando terminó de hablar, un tono de ocupado resonó en el teléfono. José había colgado. Inés se volvió hacia Candela. —Voy a ba