Capítulo 57
Después de todo, la persona a quien realmente había defraudado ese muchacho era Inés.
Si Inés quisiera divorciarse, aunque ese joven hubiera soportado esos diez latigazos, él forzaría la separación.
Inés observaba a José, desmayado en el suelo, con sentimientos encontrados, incapaz de decidirse por el momento.
—Abuelo, la verdad... yo tampoco estoy segura.
José había terminado así por ella, y le resultaba muy difícil, en ese momento, divorciarse de él.
Además, ella... había amado sinceramente a José en algún momento, y al dejar esa decisión en sus manos, ella tampoco sabía qué hacer.
Al ver esto, Adrián no tuvo más remedio que ofrecerle a Inés una tercera opción.
—Entonces así, Inés, convive un tiempo con este joven, y si... un día tomas una decisión, me lo dices, ¿de acuerdo?
Este método era, hasta ahora, la mejor solución, por lo que Inés finalmente accedió.
—Entonces, hagámoslo como dice el abuelo.
Con la respuesta de Inés, Adrián finalmente bajó la mirada hacia José en el suelo. —E
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