Capítulo 24
Quién lo hubiera imaginado.
Inés simplemente se quedó callada un momento y luego afirmó con determinación: —Candi, no te preocupes todavía, encontraré la manera de conseguir ese dinero.
—En cuanto a Belén, puedo hablar con José para solucionarlo. Después de todo... todavía tenemos que vernos.
Candela se sintió un poco avergonzada. —Inés, ¿realmente puedes hacerlo? Si no, quizás debería aceptar el pedido de Belén.
—Solo serían unos días difíciles, ganar dos millones de dólares, sin duda vale la pena.
Además, eso también solucionaría los problemas de flujo de efectivo de la empresa.
Inés soltó una carcajada y bromeó: —¿Cómo es que nunca supe que eras tan adaptable?
Incluso estaba dispuesta a aceptar un pedido de Belén, sin guardar ningún rencor.
Candela, sintiéndose indefensa y juguetona, dijo: —No me importa sufrir un poco por el futuro del estudio, no me importa ser la sirvienta de Belén por unos días.
La sonrisa en el rostro de Inés se hizo difícil de contener: —Tranquila, conmigo aqu
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