Capítulo 386
¿Manuel aún no se ha dormido?
Miré instintivamente el reloj del salón, ya eran las tres.
¿A esta hora todavía está trabajando?
Vacilé un momento y me acerqué sigilosamente al estudio.
La puerta del estudio estaba entreabierta, y cuando miré, me quedé paralizada.
Manuel estaba recostado en la silla, dormido con los ojos cerrados.
La lámpara amarilla sobre el escritorio iluminaba parcialmente su perfil de lado. Me sentí como si estuviera hechizada y me acerqué sin hacer ruido.
Su frente limpia y amplia, las patillas cuidadosamente arregladas, transmitían una sensación de frescura, y su nariz recta tenía una curva ligeramente afilada.
Inconscientemente, extendí la mano y le quité las gafas que descansaban sobre su puente nasal.
Era como si el misterio se revelara de golpe en el último momento. Sin las gafas, su rostro se mostró completamente ante mí.
Sabía que Manuel era bastante guapo, pero al observarlo de cerca, su belleza tenía algo de divino y reservado.
Me
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