Capítulo 360
Manuel me ve aún con una expresión de confusión y, con los dientes apretados y una risa fría, dice: —Sabía que no te importo en lo absoluto.
De repente, me siento abrumada por una gran acusación y quedo completamente desordenada.
Observo a Manuel, y sus palabras no parecen dichas en el calor del momento, sino con total seriedad.
Solo puedo acercarme más y sonreír: —Gomi, ¿cómo podría no importarme? Esa Brisa, a primera vista, no parece buena persona. Estoy enojada, estoy celosa, celosa de su buen cuerpo. Y también... estoy enojada porque te mira de esa manera.
Finalmente, Manuel decide mirarme directamente: —¿En serio?
Hago una mueca: —Gomi, ¿te gustan las mujeres que se enojan?
Solía enojarme fácilmente, pero nunca resultaba bien.
Admito que las alarmas sonaron en mi mente, pero es claro que Manuel no quiere prestar atención a Brisa, y parece que no tengo oportunidad de enojarme.
Manuel me mira seriamente: —Sí, me gusta que te enojes por mí. Sería mejor si ahuyentaras a
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