Capítulo 257
Manuel me miraba fijamente y yo, sintiéndome culpable, bajé la cabeza.
Desde arriba, llegó el suave suspiro de Manuel: —Sarita, no es tan grave como piensas.
Sabía que no podía ocultarle nada, así que dije en voz baja: —Si la situación es mala, no me lo ocultes.
Manuel extendió su mano para levantar mi barbilla, mirándome fijamente: —No te pasará nada, te lo aseguro.
Asentí con la cabeza.
Él aún no soltaba mi barbilla y dijo seriamente: —No permitiré que te pase nada, ¿entiendes?
La seriedad en sus ojos me conmovió y, después de un rato, asentí nuevamente.
Manuel suspiró aliviado: —Pórtate bien, descansa. Si tenemos suerte, podrás salir del hospital pasado mañana.
Me sorprendí ligeramente.
¿Tan pronto?
Observé el perfil elegante y apuesto de Manuel y, de repente, pensé que parecía estar apurado por algo.
Sin embargo, pronto deseché esa extraña idea.
¿Cómo podría estar apurado Manuel?
Él es un caballero distinguido y honorable, con todo bajo control.
...
Al día siguiente, cuando despert
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