Capítulo 252
María estaba pálida: —Me caí, me golpeé el abdomen...
Rápidamente le dije a Salvador: —¡Llama al doctor! ¡Rápido! ¡Ve a la sala de urgencias a buscar al médico!
Salvador se quedó unos segundos en shock, pero enseguida corrió a pedir ayuda.
Yo sostenía a María, quien gritó de repente. Miré y vi que sangre comenzaba a salir lentamente entre sus piernas, que estaban completamente blancas.
Ella me miraba con ojos vacíos, y yo la miraba de la misma manera.
María gritó: —¡No, mi bebé!
Se agitó mucho, intentando levantarse constantemente.
Estaba tan asustada que no sabía qué hacer, pero sabía que no debía forzarla en ese momento.
La presioné con fuerza: —No te levantes, el doctor ya viene. No te muevas, tal vez no sea grave. No te muevas, no te muevas...
María lloró desconsolada: —¡Quiero a mi bebé, quiero a mi bebé! ¡Snif, snif! ¡Sara, maldita, tú me has hecho esto! ¡Tú me lo has hecho!
La observaba en su desesperación, y solo podía apretarla para evitar que se moviera.
En esos cinco minutos
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