Capítulo 193
Observé detenidamente bajo la luz de la linterna de mi celular durante mucho tiempo, hasta que mis ojos se tornaron rojos y doloridos, luego lo guardé con cuidado de nuevo en la caja.
Manuel preguntó: —¿Por qué no lo usas?
Sacudí la cabeza: —Temo dañarlo.
Al decir eso, me sonrojé.
Porque recordé lo que mi abuela me dijo cuando me entregó la pulsera.
—Querida Dulzura, este es el regalo de boda de tu abuela para ti. Cuando te cases, llévalo puesto. Es una reliquia que ha pasado de generación en generación, que bendecirá a Dulzura con una vida feliz y muchos hijos.
...
Manuel observó cómo guardaba con cuidado la caja de satén en mi bolso.
Sonrió suavemente: —No imaginé que tu relación con tu abuela fuera tan profunda, parece que Javier no tiene algo así.
Bufé: —¿Él puede compararse conmigo? Yo soy la querida Dulzura de mi abuela, él siempre fue travieso, y mis padres se lo llevaron a vivir a la ciudad cuando era muy joven.
Tras decir eso, me quedé callada y bajé la cabeza.
Después de nace
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