Capítulo 148
Al ver a Javier, no pude evitar hacerle señas con la mano.
Cuando Javier me vio, se sorprendió: —Sara, ¿cómo llegaste aquí?
Mientras se alejaba de la gente y se acercaba a mí.
Yo, de manera coqueta, respondí: —Javier, me estaba asfixiando en el hospital. Le pedí a Manuel que me trajera a dar una vuelta.
Javier lanzó una mirada de reproche a Manuel: —¿Fue idea tuya, verdad?
Manuel sonrió: —Hay cosas de las que no puedes huir y debes enfrentar. Esconderse nunca es bueno.
Noté que Javier parecía frustrado.
Esa frase tenía un doble sentido... Parece que Manuel es más astuto.
Javier finalmente me dijo: —Sara, hay mucha gente aquí, deja que él te lleve arriba a descansar.
Se detuvo y añadió: —En un momento estaré listo para llevarte de vuelta al hospital.
Sonreí: —No hace falta, Manuel me llevará de vuelta. Preocúpate solo por llevar a quien tengas que llevar.
Javier se sonrojó y volvió a mirar severamente a Manuel.
Con irritación preguntó: —¿Qué te ha dicho Manuel? Te advierto, no escuches
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