Capítulo 131
Me quedé en silencio.
Hubo un momento de silencio en la habitación, y luego Anita comenzó a reírse.
Después de reír, Anita suspiró y dijo: —Ay, Sara, no me malinterpretes. Siento que Víctor, desde que te tiraste al mar, está... Muy... Muy decaído.
Fruncí el ceño: —¿Cómo lo sabes?
Anita me miró con cautela: —Él ha venido a verme varias veces.
Al mencionar a Víctor, no pude evitar sentirme incómoda, especialmente por lo de hoy cuando insistió en verme y terminó recibiendo una paliza de parte de Javier.
Lo vi arrastrándose por el suelo, luchando por llegar hacia mí...
Bajé la mirada y suspiré.
Aunque no había recuperado todos mis recuerdos, sabía que Víctor era un hombre muy orgulloso. Su orgullo, incluso, rayaba en la arrogancia. Por eso, verlo tan derrotado hoy me resultaba tan extraño.
Anita, al ver mi expresión, se apresuró a aclarar: —Sara, no quiero que pienses mal. No estoy defendiendo a Víctor. Solo... Solo creo que, si hubiéramos sabido lo que pasaría, no habríamos actuado de esa
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