Capítulo 113
Mi voz se entrecortó: —Señor Alberto... ¿qué es lo que quieres hacer?
Alberto sonrió con pereza: —No quiero hacer nada.
Me tranquilicé un poco: —¿Entonces qué quieres decir?
Alberto simplemente me miraba de manera extraña, como si intentara leer mis pensamientos.
De repente, preguntó: —¿Te gusta mucho Manuel?
Mi rostro se sonrojó de inmediato: —Eso... Manuel es...
Alberto soltó una leve risa: —Bueno, yo también soy una buena persona.
Me sentí incómoda: —Tú... Tú no eres como Manuel.
Alberto levantó una ceja, con una expresión juguetona: —¿Cómo no soy como Manuel? ¿Lo has probado?
Me quedé sin palabras.
Sus palabras parecían una broma, pero no tenía pruebas para refutarlas.
Me sonrojé más y lo empujé con cautela: —No lo sé... Suéltame, no puedo respirar.
Alberto rió y se acercó aún más.
Mi pecho se detuvo un instante.
Ese hombre tan guapo, con un atractivo irresistible...
Me estaba costando mucho... Resistirme.
Balbuceé: —Eso... No podemos hacer esto. ¿Y si alguien nos graba?
Alberto no
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