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Tesoro de CEOTesoro de CEO
autor: Webfic

Capítulo 3

Clarissa sabía que el rostro arrepentido de Lara escondía una gran hipocresía. Por lo tanto, la apartó inmediatamente y dijo: "¡No me toques!" Aunque no la empujó con tanta fuerza, Lara de repente tropezó y cayó al suelo gritando.  "¡Lara!", exclamó Elliot mientras se acercaba apresuradamente para levantarla. Luego, miró a Clarissa con enojo y la regañó: "¡Clarissa! ¿Qué diablos te sucede?" "Yo no...", tartamudeó Clarissa un poco asustada. Tan pronto como estuvo por explicar, Lara la interrumpió.  "Elliot, Clarissa tiene toda la razón. Cometí un gran error al enamorarme del prometido de mi hermana. ¡Realmente merezco lo peor!".  Clarissa no podía creer lo que escuchaba. Levantó la cabeza y vio que los ojos de Elliot reflejaban una gran decepción.  "Clarissa, no compliques más las cosas, por favor. Entiendo tu indignación, pero a quien deberías culpar es a mí, no a Lara".  Clarissa quiso decir algo, pero de repente sintió un nudo en la garganta y no pudo hacerlo. Sentía que su corazón había sido apuñalado con mil cuchillos.  "¿Crees que... fui yo quien la empujó?", dijo con voz temblorosa.  "¡Lo vi con mis propios ojos! Siempre creí que eras amable y comprensiva. ¡Estaba demasiado ciego! Ahora por fin compruebo quién eres en realidad".  Sintiéndose extremadamente estupefacta, Clarissa miró a Lara y apreció engreimiento en sus ojos.  Al cabo de un momento, se rio entre dientes con sarcasmo y dijo: "¡Elliot, yo también acabo de comprobar que eres un completo est*pido!".  "¿Qué dijiste?" "Nada. Ustedes dos son el uno para el otro, ¿no? ¡Está bien! ¡Sean felices! ¡Estaré eternamente agradecida con el universo por haberme liberado de un hombre como tú!".   Dado que conocía los buenos modales de Clarissa, Elliot se sorprendió demasiado al escuchar estas palabras tan duras.  "¡Clarissa! ¡Compórtate como una mujer adulta!", dijo él con seriedad.  Riéndose a carcajadas, Clarissa sacó su pañuelo y, mientras limpiaba el lugar que Lara acababa de tocar, contestó: "¡Está bien! Bueno, como mujer adulta, no tengo tiempo para hablar tonterías. ¡A partir de ahora, por favor, aléjate de mí! Te deseo..." De repente, puso los ojos en blanco, se rio con ironía y continuó: "¿Sabes qué? Una p*rra como Lara merece a un hijo de p*rra como tú. ¡Felicidades!". Después, se dio la vuelta y se fue, sin darles oportunidad para responder.  Elliot estaba tan enojado que su rostro se volvió lívido, "¿Qué quieres decir? Detente..." "Elliot...", exclamó Lara mientras lo sujetaba del brazo con rostro pálido. Enseguida, se cubrió el vientre y dijo: "Elliot, me duele el vientre". "Lara, ¿qué te pasa?", preguntó él preocupado.  "No sé...", contestó ella.  Al instante, Elliot vio que sangre corría por las piernas de la mujer y se quedó en shock.  "Tranquilízate. Te llevaré al hospital ahora mismo". ...... Al ver a Elliot cargando a Lara en sus brazos e irse en dirección al hospital, Clarissa sonrió sarcásticamente desde el auto. Posteriormente, la joven condujo hacia Elite Shore. En el primer piso del hotel había un gran bar, lugar donde la gente bailaba libremente. En este momento, ella se apoyó en la barra y comenzó a beber vinos.  En realidad, ella nunca solía emborracharse para aliviar sus penas. Sin embargo, en este momento, no parecía haber nada más que pudiera hacerla olvidar el dolor tan grande que invadía su corazón.  Frente a Elliot y Lara, podía fingir que nada le afectaba. No obstante, por dentro, estaba destruida.  Resultó que el amor de seis años entre ella y Elliot había sido una mentira. Mientras ella imaginaba un futuro al lado de ese hombre, él se acostaba con su media hermana.  Clarissa levantó la copa y se sirvió otra copa de vino. Aunque el alcohol no solía emborracharla rápido, en este momento ya estaba un poco mareada.  De repente, el celular en su bolso vibró. De inmediato, extendió su mano con ojos mareados y lo sacó para contestar.  "¿Aló?" "¡Clarissa, te volví a ganar!" Al escucharla, Clarissa se burló sarcásticamente: "¿Me llamaste solo para enaltecerte delante de mí?" Sonriendo con orgullo, Lara respondió: "Clarissa, no sabes que estoy embarazada, ¿verdad?" Clarissa sintió que le cayó un balde de agua fría. Miró a esas personas que estaban bailando en el piso y dijo en un tono frío: "¿Por qué me lo cuentas a mí? ¿Acaso tuve intimidad contigo?". "Elliot es el padre de mi hijo. Justo ahora acaba de proponerme matrimonio. Fuiste su enamorada durante seis años, pero él nunca se atrevió a tocarte. Si te sirve de consuelo pensar que no lo hizo porque te respetaba, entonces piénsalo. Pero es obvio que el verdadero motivo es porque le dabas asco".  Clarissa apretó los puños con fuerza. "¿Sabes qué? Cuando me ve, me desea y quiere hacer el amor conmigo en cada momento. ¡Mientras lo hacemos, suele confesarme que nunca se había sentido tan relajado y feliz! Es obvio que tú no le provocas ni una pizca de deseo. ¡Eres como un cadáver! ¿No quieres que te enseñe algunos trucos para volver loco a un hombre? Realmente no me gustaría verte vistiendo santos toda la vida"  Clarissa sintió una rabia indescriptible en su ser. Su corazón estaba tan indignado que sentía que su sangre hervía por tanta furia. Sin embargo, intentó controlarse y dejó escapar una risita.  "Lara, pensé que eras más inteligente, pero ya veo que me equivoqué. ¡En fin! ¿Hay algo más que quieras contarme?" "Clarissa, si estás enojada, puedes desahogarte. No me reiré de ti". "¿Estar enojada? Jajaja. Elliot ya no significa nada para mí. Ahora tú lo amas, ¿no? Espero que seas feliz con ese pedazo de basura que he tirado. ¿Por qué te engrandeces tanto cuando hablas de mi basura?" "¡Cállate!" "¡Está bien! De todos modos, no tengo tiempo para hablar de tonterías. Te lo advierto, no intentes provocarme de nuevo; de lo contrario, usaré tu cabello para trapear el piso". Al instante, colgó la llamada.  Aunque fingió estar como si nada, las palabras de Lara le habían herido el corazón.  Todavía recordaba lo que le dijo Elliot cuando la estaba conquistando. Dijo que le gustaba porque era pura y noble. Dijo que ella era como una flor que solo se podía ver desde lejos y que no se podía arrancar. Además, prometió cuidarla y protegerla siempre.  Se suponía que su amor era tan puro y sincero que no hacía falta tener intimidad para consolidarlo. Sin embargo, resultó que, mientras ella confiaba en él, él la traicionaba. Para variar, ahora iba a tener un hijo con su media hermana.  De repente, una sensación de amargura invadió tanto su corazón que tuvo que taparse la cara con las manos para evitar que se le cayeran las lágrimas.  En este momento, alguien le palmeó el hombro, diciendo: "¡Oye! ¿No es ella la hija mayor de la familia Chapman? ¿Por qué estás sola a estas horas? ¿Vas a entregar mercancía de nuevo?".  Clarissa giró la cabeza y vio a algunas chicas jóvenes con ropa s*xy. Su líder era la hermana menor de Elliot, Lliana Duncan. Lliana siempre solía hacerle la vida imposible desde que era una niña. Sin embargo, en este momento, Clarissa no estaba dispuesta a soportar nada más, por lo que inmediatamente pagó la cuenta y se preparó para irse.  No obstante, Lliana dio un paso adelante y bloqueó su camino. "¿Por qué huyes? ¡Déjame ver qué hay en tu bolso! ¿Es c*ndón o l*bricante?", preguntó Lliana mientras intentaba arrebatarle el bolso. Clarissa retrocedió un paso y la miró con frialdad. "¡Lliana, es mejor que no me provoques!" "¿Qué? Jaja...", Lliana soltó varias carcajadas. "¡Clarissa! ¿Todavía crees que eres la novia de Elliot? ¡Lo suyo se terminó para siempre! No significas nada para él. ¿Por qué eres tan arrogante?"  El rostro de Clarissa se mantuvo serio.  Lliana agitó la mano y dijo: "¡Quítale su bolso y dámelo!" "¿Qué ganaríamos revisando su bolso? Ella siempre sale a entregar productos eróticos para adultos a estas horas, ¿no? ¿No han pensado en que podría ser una prostituta?" "¡Claro que sí! Pero parece ser tan tonta que no creo que pueda complacer a ningún hombre. ¿Qué tal si le quitamos la ropa y buscamos alguna evidencia en su cuerpo? Sería una buena forma de demostrarle a Elliot que estuvo ciego durante muchos años".   "¡Es una excelente idea!", exclamó Lliana con ojos iluminados.  Enseguida, se frotaron las manos y se prepararon para atacarla. Clarissa se dio la vuelta y corrió apresuradamente. No obstante, dado que había bebido demasiado, tropezó. En medio de su aturdimiento, vio un baño y entró corriendo.   "¡Qué m**rda!", exclamó un hombre en el baño.  Solo había dos hombres en el baño. Uno estaba orinando y el otro fumando. Cuando este último la vio entrar, se asustó tanto que casi se moja. Era la primera vez que Clarissa veía una escena así. Después de estar aturdida durante dos segundos, se dio cuenta de que había entrado al lugar equivocado y su rostro se sonrojó. "¡Lo siento, me equivoqué de lugar!", dijo ella. Sin embargo, cuando estaba a punto de irse, escuchó la voz de Lliana desde afuera. "¿A dónde se metió? ¿Dónde está?" "Es obvio que vino por esta dirección. ¿Dónde está ahora?" "¡Debe estar en el baño! ¡Vamos! ¡Entremos!" Con rostro intimidado, Clarissa levantó la vista y sintió vagamente que el fumador le resultaba un poco familiar. En este momento, se tuvo que tragar la vergüenza y no tuvo otra opción más que decir: "Señor, ¿podría... esconderme aquí por un momento?" Anderson miró a David, que se subía los pantalones presa del pánico, y dijo: "¡Sale!". Al escuchar esto, David se sobresaltó y salió a toda prisa.  Mientras tanto, Clarissa se sintió un poco mareada. Aunque inconscientemente quería extender la mano para sostener algo, de repente perdió el equilibrio y cayó al suelo. Sin embargo, antes de que su cuerpo chocara el piso, el brazo fornido de Anderson se extendió y la abrazó. En este momento, ella se sintió todavía más mareada, por lo que cayó al piso inconscientemente.

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