Los guardaespaldas lograron llevarse a Sydney. Todavía podían se escuchar sus gritos atormentados y reacios a la verdad desde la distancia. "...Quiero matarte...".
Todo se calmó finalmente después de que se llevaran a Sydney.
Las enfermeras le pidieron a los curiosos de alrededor que se dispersaran. La herida del brazo de Fern también había sido vendada.
La mujer volvió a su cama y miró a Eugene. "¿De verdad vas a enviarla a un hospital psiquiátrico?". Todavía estaba sorprendida por su decisión.
Había una mirada seria en los ojos de Eugene cuando se encontró con la mirada de la mujer. "Ya viste lo loca que se comportó hace un momento. Además, te ha vuelto a hacer daño". Su mirada se posó en el brazo de ella.
No podía tolerar las acciones de Sydney una y otra vez. Ya había sido extremadamente amable con ella.
A Fern le resultaba difícil refutar lo que decía. Ella tampoco podía garantizar que Sydney no tuviera una enfermedad mental.
En realidad, a ella no le importaba