Eugene miró a Sydney mientras esta le hablaba con cautela fuera del coche. Ya llevaban tres años casados, pero ella seguía siendo extremadamente cuidadosa delante de él. El hombre frunció el ceño y dijo: "Lo tengo. Mañana despejaré mi agenda".
Sydney se alegró mucho después de escuchar lo que dijo. Entonces preguntó: "¿Puedes volver a casa y elegir un regalo para él conmigo por la tarde?".
"Por supuesto". Eugene asintió. Nunca rechazaba ninguna de sus peticiones siempre que estuvieran dentro de sus posibilidades.
Sydney observó cómo el hombre se marchaba en su coche. No estaba realmente contenta por ello.
Sin embargo, la señora Neal estaba extremadamente feliz. "¡Qué bien! Mañana tenemos una oportunidad. Tienes que aprovecharla".
Sydney miró a su madre con un poco de preocupación. "Mamá, ¿realmente tenemos que hacer esto?".
La señora Neal la reprendió con una expresión firme en su rostro. "¿Tienes miedo? Estarás en desventaja durante toda tu vida si pierdes esta oportuni