Capítulo 38
—¡Maldita niña, ¿por qué empujas?! ¿Quién era esa persona?
Beatriz, empujada hacia la casa por su hija, mantenía la mirada fija en las luces traseras del lujoso coche que se alejaba de la puerta.—¿Es tu novio? ¿Estás saliendo con alguien?
—Mamá, no. Es solo un compañero de la universidad.
Valeria, con el rostro ligeramente sonrojado, evitaba el contacto visual.
—¿No? Yo también tuve mis romances y fui joven. ¿Cómo no voy a saberlo?
Viendo la reacción de su hija, Beatriz estaba cien por ciento segura: su hija tenía novio.
—Que tenga un coche lujoso está bien, ¿pero a qué se dedica su familia? ¿Cuántas casas tienen? Déjame ayudarte a evaluarlo...
—¡Ay, mamá, te dije que solo es un compañero! ¿Por qué no me crees?
Valeria, molesta por las preguntas, entró en su habitación con el rostro tenso.
Estaba preocupada. Si sus padres no podían aceptar la identidad de Alberto, ¿qué haría?
¿Huir juntos?
Definitivamente no. Sus padres se preocuparían muchísimo; después de todo, ella era la única hija
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