Capítulo 195
—¡Carlos, cállate!
La tía Ana frunció el ceño, su voz no era alta, pero la autoridad que transmitía era imponente. Carlos se calló al instante, mirando a Alberto con una furia contenida, rechinando los dientes con fuerza.
¡Vaya chico, tienes agallas para venir a mi casa!
Por supuesto, la tía Ana también notó la expresión sombría en el rostro de Alberto, sus cejas fruncidas con una mueca de odio.
Buen chico, ¿quieres ser el padre de mi hijo? ¿Acaso también quieres que te sirva en la cama por la noche?
—¿Ustedes se conocen?
El cambio repentino hizo que el ambiente en la sala se volviera extraño y opresivo.
Inés se preguntaba si había cometido un error. ¿Habría enfadado al señor Alberto?
La tía Ana también estaba curiosa sobre esto, ¿cuándo había encontrado su hijo un compañera?
—¡Claro que nos conocemos!
Alberto fue el primero en hablar.—Carlos, ¿ya no carreras de autos últimamente?
—¡Hum!
Carlos resopló con fuerza, sin responder a nadie, se dirigió directamente a su habitación, cerran
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