Capítulo 134
—Déjame un lugar, llegaré al Club Dragón Brillante en diez minutos.
Después de bajar las escaleras, Alberto se subió al coche de Alonso. Alonso era bastante adinerado, pues conducía un gran Land Rover, que se veía muy imponente.
—Jefe, ¿vamos al Club Dragón Brillante?
Al escuchar a Alberto hablar por teléfono, Alonso preguntó cautelosamente.
—Sí, vamos al Club Dragón Brillante.
Alberto asintió con la cabeza y de repente dijo:—Puedes llamar a tus amigos ahora, pero es mejor que traigas a algunos que sepan pelear. No traigas basura que no valga ni para calentarme.
—No, no, no, ¿cómo me atrevería? Jefe, usted es una persona de alto nivel, esta vez realmente sé que me equivoqué, por favor déjeme ir, le prometo que nunca volveré a provocarlo.
Lo desconocido genera más miedo. Alonso no sabía nada del trasfondo de Alberto, pero la habilidad que Alberto mostró no era la de una persona común.
En cuanto a huir, Alonso también lo había considerado, pero con Alberto sentado en el asiento trasero,
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