Dulcie estaba sentada en un rincón del sofá y lloraba desconsoladamente con una botella de vino en la mano. Tenía el maquillaje hecho un desastre y las mejillas manchadas de lágrimas. Era una vista lastimosa.
Silvia se sentó a su lado y le quitó la botella. “¿Qué pasó? ¿Dónde está tu novio?”.
La mención de su novio pareció inquietar aún más a Dulcie. Empezó a sollozar aún más fuerte mientras hablaba con voz quebrada: “Dejé... a ese b*stard…”.
Al escuchar su relato, Silvia acabó por atar cabos.
Dulcie pensaba que su novio la había invitado a cenar para celebrar su cumpleaños. Para su sorpresa, él había terminado con ella. La razón era sencilla: Su primer amor de la universidad había vuelto al país y él quería darle otra oportunidad a su relación.
Silvia palmeó suavemente la espalda de Dulcie y la consoló: “No estés triste. Es estupendo que hayas visto su verdadera cara tan pronto. Encontrarás a alguien mejor en el futuro”.
Dulcie tenía los ojos hinchados de llorar, pero aun así se