Capítulo 95
—Tranquila, contrataré a una enfermera para que te cuide. Estarás muy bien.
—No, quiero ir contigo. En la oficina de María no había tanto polen, y lo de caer por las escaleras fue solo un rasguño.
Respondió Laura, levantándose ligeramente, con los ojos húmedos, intentando mostrarse dulce.
Pero Pablo la empujó suavemente de nuevo hacia la cama.
Solo con recordar cómo Laura jadeaba sin poder respirar en sus brazos.
Los recuerdos terribles del pasado regresaron de golpe a su mente.
Con el ceño fruncido, Pablo sentenció: —No. Hasta que no estés completamente recuperada, te quedas en el hospital.
—Pero...
—No me hagas preocuparme.
En sus ojos había una advertencia clara, y sus manos ejercieron un poco más de presión, haciendo que Laura sintiera dolor.
Ella apretó los labios, entendiendo que Pablo estaba preocupado por su salud, y no insistió más.
Justo en ese momento, el teléfono de Pablo sonó con una llamada de Grupo Valdeoro. Tuvo que salir por un momento.
Gabriel, en cambio, no se marchó

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