Capítulo 66
María regresó a Puerta de Valdeoro.
Ya había organizado que le subieran sus compras al apartamento y decidió dar un paseo relajante antes de entrar a su hogar.
Al acercarse al edificio, vio una silueta familiar bajo la luz de la farola.
Era Pablo, vestido con elegancia pero con un aspecto decaído, su mirada vacía hasta que sus ojos se iluminaron al ver a María.
—¡Finalmente te encuentro!
—La última vez en Grupo Gómez me excedí, dije cosas que te molestaron, y he venido especialmente a disculparme, tú...
Antes de que terminara de hablar,
María ya había hecho un gesto para detenerlo.
—Lo que pasó ahí, ya lo resolví en el momento. No me debes nada, puedes irte.
Ella pasó rozando a Pablo.
Pablo se giró hacia ella, su voz llena de esperanza:
—Sé que no te alegra verme, pero mi disculpa es sincera.
—Si no podemos volver a lo que éramos antes, al menos podríamos intentar empezar de nuevo, como amigos, como cuando nos conocimos.
La voz suave y melancólica de Pablo evocaba muchos recuerdos del

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