Capítulo 386
Alicia miró las gafas de sol que llevaba Santiago: —Parece que siempre llevas gafas de sol, ¿es algún estilo especial?
—¡Ahem, sí, es para hacerme el cool!
Santiago, incómodo, se ajustó las gafas y adoptó una pose de chico guay: —Soy guapo, ¿verdad?
Sara lo apoyó: —¡Guapisimo!
El grupo salió del lugar.
Alicia y Sara se subieron al taxi y se fueron.
Santiago se quedó en su lugar, viendo cómo el taxi se alejaba a gran velocidad, y se despidió con la mano.
Eduardo se acercó, con una mirada complicada, y dijo: —No me digas que te has enamorado de ella, ¿verdad?
Toda la noche, Santiago se había quedado cerca de Alicia, como un verdadero pretendiente.
Hasta un ciego podría darse cuenta de que la actitud de Santiago no era normal.
—Ahem, ¿qué dices? ¡Ella es la mujer que le gusta a mi hermano!
—Cómo que La mujer que le gusta a tu hermano... Ahora entiendo que no me equivoqué en Vientomar. ¡él es entonces tu hermano!
Eduardo había estado seguro de que se había equivocado.
Santiago miró confund

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