Capítulo 27
Cuando despertó, Valeria estaba mareada y atolondrada. En este momento, intentó moverse, pero dado que sus huesos parecían haber sido demolidos, sintió un dolor tan inexplicable que no pudo evitar gritar.
“¿Estás bien?” preguntó alguien con voz familiar.
De repente, Valeria alzó la mirada, tocó el rostro de la persona y, tras ver el hermoso rostro del gigoló, sacudió la cabeza para despertar de su alucinación. Entonces, levantó la mano y murmuró: “¿Estoy soñando?”
“Sí, es solo un sueño” contestó el hombre, mientras tomaba la mano de Valeria.
En este momento, la joven sintió el calor de las yemas de William y fue entonces cuando se convenció de que no estaba soñando. Enseguida, lo miró a los ojos y preguntó: “¿Me salvaste?”
“¡Supongo que sí!” respondió William suavemente.
Luego de su extraño presentimiento, William ordenó que investigaran el paradero de Valeria. Dos horas después, el subordinado le informó que la joven había subido a un auto negro y que la llevaron fuera de la ciud

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