Capítulo 46
Diego se quedó parado, atónito, pero aún así preguntó instintivamente: —¿Por qué?
Antes, Lucía siempre lo llevaba con ella a todas partes.
¿Por qué había cambiado ahora?
—Porque no te comportas. —Respondió Lucía con una risa fría.
Ella era un adulto.
Manejar a un niño era muy fácil para ella.
Condescendientemente dijo: —Te enfermaste, mi salud no estaba bien, y no fui a acompañarte al hospital, y te quejaste.
—Además, le contaste a tu padre para hacerme quedar mal.
—Entonces, naturalmente...
La voz de Lucía se cargó de maldad: —No te haré la vida fácil, ¿entendido?
Diego asintió: —Cambiaré, pase lo que pase, no se lo diré a papá, ¿está bien?
Solo esperaba que Lucía fuera más amable con él.
—Es demasiado tarde. —Lucía se arregló y salió de casa llevando a su hijo.
Diego intentó seguirla, pero Lucía lo empujó bruscamente, haciéndolo caer al suelo.
Luego cerró la puerta.
Diego quedó solo en casa.
Mirando hacia donde había estado la puerta...
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