Capítulo 392 Quiero dormir
La primera reacción de Silvia fue empujarlo.
Su segunda reacción fue preguntarse, ¿por qué está él tan caliente?
Cuando su palma tocó su pecho, aún a través de varias capas de ropa, sintió un ardor.
Y al empujarlo, Ángel cayó al suelo sin oponer resistencia.
La luz del salón estaba encendida, iluminando el pálido y bello rostro de Ángel, ahora teñido de un suave rojo.
El cabello corto sobre su frente caía ligeramente, cubriendo sus estrechos ojos, lo que suavizaba su expresión habitualmente aguda.
Silvia se mordió el labio, la sensación de su beso aún perduraba y su expresión se volvió sombría.
Había olvidado que Ángel tenía una llave de su habitación.
—¿Qué haces aquí?
Recordando que varias personas le habían preguntado lo mismo esa noche, respondió fríamente: —¿El presidente Ángel también viene a persuadirme para reconciliarme con Inés? ¿Cuál es el precio ahora, ciento cuarenta y dos mil dólares? ¿Cuánto más está dispuesto a añadir el presidente Ángel?
¿Hasta llegar a dos millones de
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