Capítulo 27: Silvia ha sufrido un aborto
El conductor conocía las reglas de Ángel, por lo que subió la ventana del coche en silencio, evitando que los dos pasajeros de atrás siguieran escuchando.
Silvia retiró su mano y dijo con distancia: —¿Cómo voy a molestar al presidente Ángel?
Ángel respondió con indiferencia: —¿Acaso no me has molestado ya suficiente?
Silvia, creyendo no haberlo molestado nunca y, sin fuerzas para discutir, añadió: —De todas formas, nuestra relación actual no es adecuada.
Ángel replicó sarcásticamente: —¿Qué relación tenemos?
Silvia se sentía realmente agotada. Alicia no quería que se encontrara con Ángel y ella tampoco.
Estar en el mismo espacio que él le resultaba asfixiante.
Ella dijo: —Presidente Ángel, todavía siento náuseas, no quiero seguir en el coche. Estamos cerca de casa, puedo volver caminando. Si no les importa, podrían dejar a Laurita en la entrada del complejo.
Ángel, quien no era de los que consuelan ni tienen paciencia, preguntó secamente: —¿Te subes o no?
—Realmente no quiero subir.
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