Capítulo 218 Desahogar la ira
Finalmente, Ángel fue llevado al quirófano para que le suturaran nuevamente la herida.
Federico llegó corriendo y preguntó a Rafael qué había sucedido. ¿No era acaso una lesión superficial? ¿Por qué necesitaba una segunda cirugía?
Rafael, apesadumbrado, respondió: —No lo sé; el presidente Ángel me indicó que no era necesario que permaneciera en la habitación, así que estaba fuera en ese momento.
—¿Quieres decir que esta herida, mientras estaba tranquilamente acostado en la habitación, se abrió de repente? —preguntó Federico de nuevo—. ¿No estaba solo en la habitación? ¿Qué más había allí?
Rafael respondió: —El presidente Ángel y la secretaria Silvia estaban juntos en la habitación...
Federico pensó que eso tampoco debería ser posible.
Según sabía, Silvia siempre había estado bajo el dominio de Ángel, como un zorro en las garras de un tigre, incapaz de escapar. ¿Qué habría sucedido para que su herida se abriera así?
Federico reflexionó y se dirigió a la habitación, observando a Silvia a
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