Capítulo 41
Andrea frunce el ceño de inmediato, sé lo que va a decir, así que miro primero a Diego.
—Diego tampoco querría ir conmigo.
—Tu hijo ya tenía una mala opinión de mí antes de nuestro divorcio, mucho menos querría ir conmigo a la playa.
—¿Qué quieres decir, no soy tu hijo?
La voz de Diego se eleva, casi despertando a Sergio.
—Baja la voz, Sergio está a punto de despertar.
—Hmph, ¿y qué si quiero hablar? Si tanto lo proteges, ¿para qué me tuviste?
La voz de Diego atrae todas las miradas de los alrededores.
Frunciendo el ceño, miro a Diego, cada vez más fuera de lugar, lleno de reproches.
¿Cómo puede ser que un niño tan bueno sea criado de esta manera por Andrea?
—Diego está tan agitado porque no te preocupas por él.
Andrea, dándose cuenta de cuánto están causando, se sonroja y busca excusas.
—¿Cómo que no me preocupo por él, acaso no lo sabes tú misma?
Cada vez que quiero ver a los niños, ella asegura que Pablo esté presente, como si yo fuera un traficante.
Veo a mis
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