Capítulo 7: Déjame entrar
—Ni hablar —dijo con firmeza.
—Carlos, no le hagamos caso.
—¿Cuántas veces quieres que te diga? No quiero verte más.
Como ella no soltó la puerta, Carlos contuvo su ira y sacó su teléfono para llamar a alguien:
—Ven a mi casa —colgó sin importarle si la persona del otro lado lo escuchaba o no.
—No la empujé —Micaela se secó las lágrimas de su rostro y explicó.
—No importa lo que hayas hecho o no, no quiero volver a verte, ¿lo entiendes?
Y luego, un hombre se apresuró a acercarse y en cuanto vio a Carlos, dijo inmediatamente con seriedad, —Presidente.
—Llévatela —Carlos señaló a Micaela y ordenó.
—Sí.
Cuando el hombre estaba a punto de arrastrarla, ella luchaba contra él:
—No me alejes, no...
Carlos dio unos pasos hacia delante y, con un empujón, ella fue arrastrada por el hombre.
Ni siquiera le dirigió una mirada adicional y cerró enérgicamente la puerta.
Micaela rodó, golpeándo la pueta:
—Carlos, déjame entrar. Somos pareja.
El asistente del otro lado la aconsejó:
—Se
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