Capítulo 459
Justo en ese momento, el teléfono de Ana sonó.
—Anita, ¡tienes que llegar media hora antes! —informó Beatriz a través del teléfono.
Ana echó un vistazo al reloj; efectivamente, se aproximaba la hora acordada.
Se dirigió a la puerta de la cocina y les avisó a Elena y Francisco que tenía una cita con una amiga.
Antes de salir, se dirigió a Nuria, quien la había observado durante toda la visita: —Señorita Nuria, nos veremos otro día. Estoy muy contenta de haberte visto hoy.
Francisco, que salía de la cocina, escuchó el comentario.
Tras la partida de Ana, miró a Nuria con ojos llenos de ternura y dijo: —Ana te aprecia mucho, igual que mi madre. Siempre supe que ambas te valorarían.
Nuria parecía ausente.
—¿Qué ocurre? ¿Estás cansada? —preguntó Francisco al notar el cansancio en el rostro de Nuria.
Ella negó con la cabeza: —No es nada, quizás es porque no dormí bien anoche.
—¿Te preocupaba la idea de venir aquí? —inquirió Francisco con suavidad.
Nuria, aunque distraída, asintió con pacienci
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